Que visiten Versalles

Durante su infancia en París, Hetty Meyric Hughes anhelaba tener vestidos y pelucas como los de María Antonieta. Y, según escribe, el festín de eventos veraniegos que se lleva a cabo anualmente en los jardines del chateau del Rey Sol son la excusa perfecta para vivir una fantasía infantil.

Llegué a vivir en París a los tres años, procedente de Lima (mis padres trabajaban para el British Council y eran enviados a todas partes del mundo), y fue una sorpresa para mí, ¿dónde estaban las llamas? Poco después, estaba sumergida en una escuela bilingüe junto a la Torre Eiffel, en la que las lecciones de Lectura e Historia se daban en francés (“nos ancêtres les Gaulois”, yo repetía) y matemáticas en inglés. De los seis a los 12 años estuve inscrita en el sistema educativo francés, aprendiendo un poema de memoria por semana de entre un repertorio de grandes poetas franceses.

Ahora, nunca dejo pasar un año sin una visita a París bajo pretexto de investigar para mi antología de poetas que celebraron la ciudad y, desde luego, para dejarme tentar por sus famosas pastelerías. Versalles es uno de mis favoritos particulares por sus salones de té (¡los franceses también aman el té!) y por la oportunidad de pasear algunas horas en los jardines del palacio.

Se dice que el Rey Sol de Francia, el extravagante y dictatorial monarca absoluto Louis XIV, se lamentó en su lecho de muerte con su nieto de cinco años, Louis XV: “No imites mi afición a la guerra ni mi gusto por los edificios”. No tenía necesidad de preocuparse. Versalles, el más famoso de sus grandes diseños, alojó a 10,000 personas en su apogeo, incluyendo a la mayor parte de la aristocracia francesa, y su palacio y jardines siguen siendo una de las atracciones más impresionantes y encantadoras de toda Francia.

El Rey Sol era espléndido con sus huéspedes, pero los visitantes contemporáneos también pueden disfrutar de un entretenimiento digno de un rey y revivir el glamur cortesano de las fiestas, las fuentes, los conciertos y los bailes de máscaras. Durante los meses cálidos, se realizan espectáculos musicales de fuegos artificiales y coreografías con las fuentes todos los fines de semana. ¿No hay nada que desee más que vestirse de mosquetero o dama? El Gran Baile de Máscaras organizado bajo la dirección del coreógrafo franco-argelino Kamel Ouali significa que tendrás la oportunidad de hacerlo.

Durante el día, puedes tomar el encantador trenecito del palacio para visitar el elegante pabellón del Grand Trianon o las cabañas rústicas en las que María Antonieta y sus cortesanas jugaban a ser pastoras (hoy en día existe una tienda que vende productos agrícolas locales y los niños pueden dar paseos en poni). Para una merienda y pastelillos dignos de la realeza, prueba Angelina, y para un almuerzo entre las rosas, La Petite Venise. Los amantes de la música clásica desearán colocar en sus diarios el Festival Versalles. Tiene lugar cada año a principios del verano. Los conciertos se realizarán en distintas partes del chateau, en la Galería de los Espejos, donde se firmó el tratado de paz entre los Aliados y Alemania el 29 de junio de 1919, en la Capilla Real y en La Opera Real, un teatro perfecto construido de madera.

Para estadías más largas, encontrarás un lujoso estilo de vida y jardines amplios en el Trianon Palace Hotel, donde también podrás tomar cursos de cocina o comer en el restaurante de Gordon Ramsay. ¿Pero la mejor parte de su estilo de vida “que coman pastelillos”? No verás a los sans-culottes llegar en medio de protestas callejeras para llevarte…

Hetty Meyric Hughes es la autora de Poetry of Place: Paris, publicado por Eland Books

Foto de Fernand Ivaldi/Getty Images

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